La ley que el gobierno ha presentado no es la que nos gustaría tener, pues nosotros defendemos que se respete y cuide la vida de todos sin excepción, siempre y en cualquier circunstancia y que en las situaciones especiales se pongan en marcha medidas especiales, que nunca son el aborto.
A pesar de eso, hay puntos de la nueva ley que nos parecen muy acertados y que suponen un paso cualitativo importante para una sociedad civilizada. El fundamental es que elimina la aberración de la ley vigente, que considera un “derecho” al acto profundamente injusto y cruel como es aborto y trata de disfrazar la muerte provocada de los inocentes como un acto de libertad, como algo trivial e indiscutible. El propio nombre de la ley es esperanzador y reconoce la humanidad del no nacido y el respeto a la mujer embarazada, pues no puede darse cobertura legal a a muerte violenta del no nacido y al daño profundo a todos los niveles para sus madres y para muchas más personas afectadas. Como consecuencia de eso, desaparece la ley de plazos y el aborto se considera un acto punible hacia los “profesionales” que intervengan en él.
Otro punto positivo importante es la eliminación del aborto de personas que tengan alguna enfermedad conocida antes del parto. Las personas con discapacidad tienen los mismos derechos porque son personas, no porque un Estado se lo reconozca o no. Y una sociedad es más civilizada en la medida que sea capaz de proteger a los más débiles (que no por eso son menos valiosos).
Esperamos que la nueva ley, además de acabar con la normalización del aborto como si se tratara de algo sin importancia, recoja tanto medidas de apoyo a la embazada en dificultades como para tratar las secuelas de quienes han participado en un aborto provocado.
Asimismo instamos que los problemas de salud de la mujer y del hijo sirvan para realizar mejoras en el seguimiento y tratamiento de los embarazos complicados, las terapias fetales, y las medidas necesarias para cuidar la salud materna junto a la de su hijo. Y vemos muy positivo que la objeción de conciencia del personal sanitario quede asegurada en la ley.
No podemos recuperar las vidas perdidas ni borrar las terribles consecuencias personales, demográficas y económicas que España ha sufrido en estas décadas a causa del aborto pero sí enfrentar una etapa nueva en que cada vida humana sea acogida, valorada y cuidada como se merece. Es la única forma de asentar los cimientos firmes de una sociedad avanzada, solidaria y justa.
Desde esta Federación continuaremos trabajando y aportando cuanto podamos y damos las gracias a todas las personas que desde distintos ámbitos trabajan para aportar medidas
positivas en mejora de la sociedad.