Sorprende la estrepitosa reacción que ha suscitado la campaña a favor de la vida de la Conferencia Episcopal. Hace muchos años que a los provida nos decían que exagerábamos cuando decíamos que los seres humanos estaban considerados antes y después de nacer peor que muchos mimados animales. Por desgracia, el ser humano no llega a la categoría de especie protegida porque las leyes que protegen a los animales incluyen a sus huevos, larvas y crías. Mientras, el ser humano está indefenso, incluso hay una ley que justifica su muerte en algunos supuestos.
Ahora ante esta campaña, de nuevo aparece una furia inesperada. Gustará o no pero es la verdad, eso sí, una verdad vergonzosa para nuestra sociedad. Está claro que los que la critican tratan de desprestigiar al mensajero porque les duele el mensaje.
La Federación Española de Asociaciones Provida aprovecha el lanzamiento de esta campaña para dar públicamente las gracias a la Iglesia por contribuir a la sensibilización de la sociedad, por su claro mensaje de defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural y por el apoyo a las mujeres embarazadas en dificultades muchas de ellas con situaciones marginales y multiproblemáticas que no son atendidas por organismos oficiales. Por otra parte, aunque los que trabajamos en el mundo provida somos la mayoría pertenecientes a asociaciones aconfesionales, ello no nos impide darnos cuenta de que un gran número de residencias para embarazadas y casas de acogida pertenecen a la Iglesia y realizan una ejemplar labor de solidaridad con personas de toda confesión y condición social. También acogen con comprensión y cariño infinito a las que arrepentidas de la peor decisión de sus vidas, buscan perdón cuando ellas no se perdonan y atraviesan terribles episodios de desesperación, tristeza y angustia devastadora. Y esto, como la campaña, gustará o no, pero también es verdad.
La defensa de la vida humana y su dignidad debe unirnos a todos y desde cualquier confesión religiosa o partido político debería ser un asunto intocable, incuestionable. Si nos preocupa el ser humano especialmente en su momentos de mayor debilidad, si queremos evitar el aborto que es algo terrible no sólo para el no nacido, sino también para las mujeres, los hombres y la sociedad entera hemos de alegrarnos de cualquier voz que se levante en su defensa.
Basta ya de prejuicios, basta ya de permitir opinar sólo a unos pocos. Y sepamos admitir la verdad, aunque duela, venga de quien venga, porque sólo reconociéndola podemos dar el primer paso para ese futuro hermoso que se vislumbra al ver personas en todos los rincones, de toda condición que, sea cual sea su pasado han elegido la vida para su futuro.